A propósito del estrés

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Seguramente has escuchado (sobretodo en esta época de finales de semestre) o tú mismo has dicho que te sientes estresado. Pero ¿qué es estar estresado? Se ha hablado bastante sobre el tema del estrés pero aún existen ciertos aspectos sobre este concepto que se ignoran y que se malinterpretan. Espero que leer este post te ayude a conocer más acerca de este padecimiento.

Vamos a comenzar por denominar al estrés como el proceso de adaptación que se pone en marcha ante las demandas externas que recibe una persona. Se trata de la tensión que sientes al tener que enfrentarte a una situación difícil; presentar un examen, viajar a un nuevo lugar o conocer a personas por primera vez son algunos hechos que pueden desencadenar estrés.

Por lo tanto, necesitamos ciertos niveles de estrés para lidiar con los desafíos a los que nos enfrentamos diariamente. No obstante, cuando este nivel se vuelve crónico puede perjudicar la salud integral de la persona. ¿Que pasa cuando inflas un globo más allá de su capacidad? explota. Lo mismo ocurre con las personas en constante estrés.

Llegando a este punto se debe tener en cuenta la personalidad y las características individuales de cada persona van a influir en la manera en que se perciben las situaciones; lo que para mí puede ser estresante puede no serlo para ti e incluso parecerte una tonteria.

En ese sentido, la manera en cómo afrontamos la situación estresante depende de cómo nos enseñaron cuando eramos niños a manejar el estrés. Sí te estas preguntando: ¿Cómo? ¿No es algo que le pasa sólo a los adultos? La respuesta es no.

Una situación puede ser o no ser percibida como estresante dependiendo de los recursos que se tengan para afrontar dicho hecho. Para un niño que tiene pocas o nulas experiencias de las cuáles aprender, todo acontecimiento nuevo puede provocarle estrés; cualquier cambio pequeño en su entorno puede tener un impacto enorme en sus sentimientos de seguridad y confianza.

Me refiero a los niños pero incluso existen investigaciones donde se afirma que los bebés pueden llegar a sentir estrés. El estar enfermo, el sentir frío, calor, hambre, el no recibir abrazos y atención son situaciones que pueden desencadenar el estrés en ellos. Prácticamente los bebés no conocen nada del mundo al que acaban de llegar y todo los toma por sorpresa.

Los infantes no van a expresar con palabras que se sienten estresados. Ellos van a llorar, les va a doler el cuerpo, su cabeza y su pancita. Pueden llegar a tener problemas alimenticios, del sueño, de la conducta e incluso falta de concentración y bajo rendimiento escolar. El estrés en esta etapa temprana de la infancia es especialmente preocupante debido a que puede ser el inicio de problemas que se irán agravando con el paso del tiempo.

Hemos visto (y experimentado) los estragos que producen los efectos negativos del estrés. Sí nosotros cómo adultos no podemos soportarlo ¿porque podría hacerlo un bebé o un niño? Pongamos especial atención a lo que nos dicen y a lo que sienten.

Puede que ellos no sepan con certeza que es lo que está pasando pero sí nos dedicamos a guiarlos en su proceso de crecimiento les estamos dando las herramientas para que puedan, en un futuro, afrontar las dificultades de la vida diaria por sí mismos.

Por Stephanie Herrera

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